Es tiempo para vacío nocturno.
Sé que a la media noche no debería pensar en ti.
Sé que ya no es tiempo de extrañar tu tibieza.
Sé que mañana en la mañana no serás el mismo.
Sé que te has ido, y que tu recuerdo en mi piel no es alcanzable.
Es tiempo para vacío nocturno.
El humo aún se siente en el aire, la saliva, el sabor a vodka y aguardiente se cuela entre los dientes, entre las palabras y los pequeños suspiros que no volvieron a ser de amor.
Anoche hubiera querido mezclar mi sombra con la sombra de otro cuerpo, con la sombra de una mujer y su calor.
Anoche hubiera preferido no besarte, no sentirte, no escucharte.
Vamos a decir adiós de una vez por todas, hagámoslo ahora que aún hay tiempo.
Es tiempo para vacío nocturno.
Vamos al lago.
Quiero recostar mi cuerpo sobre el prado. Estar rodeada de árboles y sentirme un árbol, convertirme en un árbol. Y alzar los brazos y sentir el viento.
Hace mucho no salgo con la abuela. Hace mucho no juego a ser otro.
Es tiempo para vacío nocturno.
Estaba yo en aquella cama lejos de la ciudad. Intentaba leer un libro. También estaba tu música y estabas tú. Jugabas a ducharte. Quise verte desde arriba un par de instantes. Temí.
Saliste del baño y usabas una toalla amarilla, sólo eso. Yo podía distinguir tus huesitos ilíacos justo allí, donde la toalla me habría permitido descubrir tu sexo.
No bastaba tu cuerpo delicioso, tu imagen, tu voz fascinante. Quise que tu mano bajara por mi sexo.
-Cuéntame un secreto.- fue lo que te dije mientras era de noche. Tú pensaste detenidamente y decidiste que no tenías alguno para darme. Yo quise contarte este secreto que te cuento ahora que ya no estás, pero no habría podido hacerlo.
-Tengamos contacto físico.- también pude decirte en alguna ocasión. Saboreé tu barba y sentía que te besaba, pero no era más que mi imaginación. Te mentí elocuentemente, y tampoco funcionó.
Nuestra última mañana juntos tomamos fotografías a blanco & negro porque así el mundo se veía mejor. Hacía sol, y era sabroso sentirlo en la piel después de tanta lluvia y tanta hambre. No te quise a ti, sino a la ilusión de ti.
Hicimos café cargado y esperamos en soledad mientras yo pensaba que momentos así habrían añorado casi todas las mujeres.
Tú jugabas con los perros.
Es tiempo para vacío nocturno.
Me gusta tu cabello, me gusta tu olor, me gusta tu voz cantada y me gusta tu sexo.
Me gusta soñarte, me gusta imaginarte, me gusta cantar a tu lado y sorprenderme y que me toques con excusas tontas y acaricies mi cabello y me pongas apodos tontos.
Todo eso me gusta, pero tú no.