Tuviste un momento conmigo y yo lo supe unas horas después.
Tuviste un momento conmigo y lo desechaste, lo dejaste caer.
Tú tienes un momento conmigo, mañana lo será quizá al despertar, al morderte la lengua, al comer lentejas, al escuchar Pi-di-ei.
Yo tengo un momento contigo, me gusta leerte y es un hábito que no dejaré si tú aún me lo permites.
Yo tengo un momento contigo y sin embargo no es por ti por quien suspiro idiotizada frente a la pantalla (al menos esta noche).
Es Jueves y te recuerdo porque tú mismo me has obligado a hacerlo esta vez, y aunque aún sueñe contigo ya no sabe a lo de ayer.
Puedo sonreírte aún, quiero ser amable, quiero recordar ese magnánimo suceso que lleva tu nombre.
Te extraño, extraño tu voz y tus dulces versos. Extraño tu minúsculo cuerpo y tu minúsculo miembro enternecedor. Extraño tu sutil agotamiento, tu mala persona, tu ensordecer constante. Extraño oler a las mujeres en tu pelo, saborearlas en tu boca y que tú te extrañes de que te diga que tus besos no saben a ti.
Extraño hacerte vulnerable, extraño que me hostigues, extraño que seas mi amigo.
Ahora lo entiendo, también yo me he enamorado de un nuevo extraño. No me canso de verlo ni de escucharlo, y aunque no sueño con él mi cuerpo sí lo hace cada vez que puede. Ahora bailo para él y con él, y es más que maravilloso que él aún no sepa de mi existencia.
Creo en el amor a primera vista desde que te descubrí, pero lo constaté con el señor por quien suspiro esta noche.
Este escrito es a ti pensando en él.
Te veré pronto.
No tendrás que fingir simpatía, ambos la tenemos aún.
Te amo extraño, te amo por negar tus momentos conmigo.