martes, 8 de noviembre de 2011

Tres cosas por hacer esta noche.


Esta noche debería estar llorando, y debería hacerlo sólo porque ya no hay figura a quien extrañar.
Después de esto podría escribir. ¡Cómo ansío escribir! Decirlo en voz alta, con exceso de aire al hablar, queriendo amar o estimularme.
En el tercer puesto pondría un consuelo infantil, y entonces decidiría enamorarme.
Pero estas tres son dificultad, son inexistencia, son sólo deseos que desde hace mucho, desde hace siempre se sabe que no podrán ser.
Mis ojos hace tiempo entraron en huelga; mis dedos no quieren escribir, ellos quisieran palpar esas manos que encontraron después de buscar durante tantos años y durante tantas noches solitarias; y en cuanto a mi alma: tiene miedo de bailarle al amor esta noche.