domingo, 2 de diciembre de 2012
Bitácora del día después.
Anoche no sucedió nada inusual, volví a conocer a mi amor y nuevamente me pidió matrimonio. Me indicó que se había enamorado de mí. Volvimos a vivir el primer beso y lo hice padecer, como de costumbre, como cuando se inicia una historia, con ese temor y ese ardor en la sangre.
Mi habitación hecha un quilombo, una favela, tal como mi mente.
Quiero leer, me muero por leer y pintar y estar horas solo, pero me asusta a la vez.
Fumo un cigarro y bebo café.
No me conozco, me miro en el espejo y ya no sé quién soy, no me gusta mi aspecto, ni mi olor, ni el sabor de mi propia piel.
Voy a trabajar en ello, voy a reconstruirme, ahora que tengo tiempo.
No quiero el calor de una mujer, no quiero el calor de un hombre, sólo quiero leer.
martes, 21 de agosto de 2012
Desde lo unívoco, a ti, primor.
Todos debieron ver cuánto te quise en los festivos cuando andaba sola por las calles y moría de ganas de sentirte, de buscarte, de llamarte, de hacerte figuritas con las yemas de los dedos untadas de pintura transparente, como tu alma y como tu amor, primor.
Quisiera sentirte temblar junto a mí nuevamente, pero mi efecto senil me condujo a otra parte.
No vayas a odiarme para siempre.
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lunes, 6 de agosto de 2012
Si fuéramos.
miércoles, 25 de julio de 2012
Julio.
Me cuesta enfrentar la soledad, bonita. Tengo miedo.
Quisiera contarte mil historias que suceden para que me digas "no es tan complicado como parece", aunque yo ya lo sepa.
Aunque el tiempo pase, parece que no cambiara. Mis dedos aún huelen a lo mismo, yo sigo oliendo a cigarrillo y a café.
La vida es como una sucesión de pequeñitos círculos sin fin. Como el eterno retorno que propone Nietzsche. Y a pesar de todo no me acostumbro, me cuesta socializar con la gente.
Me cuesta pero siento que lo necesito, porque no soporto el silencio de mi cabeza que ya no me dice nada, o que me dice tantíssimo que me ahoga.
Buenas noches, linda. Ojalá nos soñemos para poder hablarnos aunque sea por un instante.
martes, 17 de julio de 2012
Junio aún.
Si me dedico al alcohol será sólo para apaciguar o catarsizar los dolores del alma.
Si me dedico a la lectura será sólo para olvidar las nimiedades que viajan por mi cabeza a diario.
Si de repente no tengo apetito no voy a obligarme a comer.
Si me dedico a escribir voy a dejar que sean mis dedos quienes hablen por mí, ya basta de pensar y preparar lo que quiero plasmar en el papel.
domingo, 24 de junio de 2012
Misantropía y escándalo.
Me parece que no tiene sentido conocer gente nueva si de antemano ya me la he follado, si de antemano sé a qué sabe esa vagina en mi boca o a lo que huelen mis dedos unos minutos después.
Me parece que no tiene sentido llenar una fila de alguna lista interminable de sudores y palabras vacías, palabras de mierda, rutinas baratas de pasiones que no son más que una calentura constante y distante.
viernes, 22 de junio de 2012
Viernes.
Quiero que la gente se pregunte: ¿Qué fue se ese sujeto azul?
Y si tengo suerte alguno vendrá a verme, y la casa estará llena de gatos, porque yo, sujeto azul, habré hecho una fiesta de cumpleaños para mi gato favorito.
jueves, 21 de junio de 2012
En un tiempo muerto.
Y en realidad es lo que menos importa, estando en un tiempo muerto da la misma si es Martes, Jueves o Viernes. Todos los días son como un Domingo interminable.
Quizás encuentre mi cuerpo lleno de sudores ajenos, o tal vez vomite en el retrete de un vecino, y resultará siendo un Lunes feriado o tal vez un Martes olvidado.
Nada importa ya mientras el tiempo esté muerto. Hacer el amor con un libro y con otro, una canción olvidada o un recuerdo recién hechecito, como salido del horno hace un par de minutos, donde aún se perciben los olores de lo tratado.
I can get no satisfaction.
And I try and I try and I try and I try.
Hablar con el italiano al parecer fue lo más sencillo. Eso me hace pensar que en realidad la vida parece algo complicado y tenaz, y nada es tan grave como parece.
Hablar con el italiano se sintió suave, leve, como si en una vida pasada yo hubiera sido un gato y hubiese antepuesto aquél suceso.
Lo sentí, ya ni siquiera pensaba en las palabras que salían de mi boca, sino en los maullidos de mi vida pasada. Y quise levantarme de la mesa para treparme a un árbol y verlos a todos desde arriba y sentirme agraciado, como un felino coqueto.
Ya ni siquiera conozco los nombres de los días, y poco a poco voy olvidando lo que solía saber y a quienes solía conocer. Pronto será Malena, mi gata, quien salga a las calles con poco dinero a comprar tabaco barato, a reconocer gente y sentirse miserable por perder tanto tiempo; yo andaré en casa flirteando con el gato gris de la ventana del frente, siendo esquiva y odiando que me toquen, pintando las paredes con las patas sucias, jugando a ser un ente, masa gris y benevolente.
Jueves al atardecer.
El negro duerme a mi lado.
No quiero mentirme, lo que más me conmueve es ver a mi hermano a lo lejos andando con mi perro, me conmueve porque quisiera caminar junto a él pero ahora no es posible.
No quiero mentirme, mi mejor amigo no volvió a amarme como solía hacerlo, y así lo intente ya va a ser muy tarde.
No quiero mentirme, la gente está acostumbrada a irse, yo no tengo la voluntad ni la fuerza suficiente para hacerlo.
Si me armo de valor mando todo al carajo y empiezo de nuevo.
Si me dejo de pavadas llego al recuerdo, y recuerdo que quería dejarlo todo lejos, abrir los brazos, sentir el viento, tomar cerveza, leer un montón de libros, pintar en las mañanas, y permitir que la gente vuelva en el momento que cada quien decida hacerlo.
No quiero mentirme, estoy harto de lo mismo, de los pequeños detalles que demuestran que el mundo hace rato que se fue al carajo.
Me voy a la mierda hablando del cariño, de los amigos, de la gente que por alguna razón de la casualidad o el tiempo he debido conocer.
Me fui, me fui, me fui, me fui.
Nadie me avisó que ya todos se habían ido, estoy dejando de comer y no lo noto hasta que mi madre me indica que la ropa me está quedando enorme, y que ya casi me parezco a mi mejor amigo.
No pretendo nada al escribirlo, tal vez sólo hacer un trato conmigo mismo.
sábado, 5 de mayo de 2012
Amourcito Föu
Me surge ahora el deseo de enamorarte nuevamente. Justo ahora, con esta música, con este baile, con este ambiente tan cálido. Ando entre sudores ajenos a causa de buscarte por todas partes, de querer embriagarte con esa luna llena para hacerte mirar hacia arriba y que me beses.
martes, 17 de abril de 2012
No será Jueves nunca más.
Hace aproximadamente unos treinta minutos que dejó de ser Jueves.
Yo hablaba con las mujeres y concluía que desearía volver a enamorarme de los libros, de las nubes, de otras cosas saludables.
Me gustaría volver a ser un niño, así sacaría mis pompas de jabón a las calles para mostrárselas a los patos del lago o a los perros del parque.
La razón mayor por la que desearía ser un niño es para enamorarme de los sujetos de las películas, para volver a soñar siendo consciente de que mi anhelo es imposible.
Ser joven y acercarse a la adultez es una condición execrable, el mundo deja de tener sus colores y queremos/hablamos con otro tono, tratando de demostrar poder y otras cuantas estupideces.
Quisiera ser un niño otra vez para dejar la vida que llevo frente a la computadora, para bailar en mi habitación desnuda y hablarle al espejo creyendo que le hablo a mis amores tan llenísimos de mí.
Volver a besar las paredes de la ducha imaginando que te beso a ti, sentir el agua sobre mi rostro, reír siendo cómplice de mí misma.
Ver tus fotografías una y otra vez, hacerte dibujitos, barquitos de papel. Leer a Cortázar y pensar en ti.
Estoy harta de beber junto a ti, del sabor a cigarrillo que viene al día siguiente. De tener que llamarte una y otra vez para que vengas a verme, de tener que trabajarle a tu humor de mierda para que me beses, de que sepas cuál es el momento menos indicado para acercarte y aún así vengas a abrazarme.
Voy a dejar de regalarte mi amor concupiscente. Tu amor es incoloro, insonoro, unívoco; yo estoy harta de ti. Ya es tiempo de volver al lago para poner a navegar mis barquitos de papel, y volver a la ventana de los jueves con mis florecitas azules deseando un poco más del amour föu, del amor loco, del amor libre.
sábado, 31 de marzo de 2012
Diario de Azul.
Hola, me llamo Azul, me gusta masturbarme a eso de las 3 ó 4 de la mañana. Mi número favorito es el 17, la hora favorita del negro es la de las 4:30. No sé por qué pero a ambos nos gusta, y yo sé que el negro tampoco lo sabe.
Al negro y a mí nos gusta hablar de madrugada mientras todos duermen. Hablamos de nimiedades, a veces también hablamos de la gente.
Me gusta la risa del negro, el negro suele reírse de la misma manera desde que tiene 8 años. Me gusta el mentón del negro, es mi parte favorita de él. También me gusta dedicarle canciones sin sentido y consentirlo cuando está triste.
Solíamos grabar videos cuando éramos chicos.
Veíamos un montón de veces la misma película.
Soñábamos con los piratas.
Cantábamos canciones y jugábamos a disfrazarnos.
Bailábamos e inventábamos coreografías.
El negro y yo inventamos un lenguaje que con el tiempo nuestros amigos han aprendido a identificar e incluso algunas veces a emplear también.
El negro y yo salimos a pasear y hace tiempo que nos gusta leer y escribir.