martes, 26 de noviembre de 2013

Ya no quiero verte, muñeco.

Ya no quiero verte, muñeco. Ya no me gusta mirarte a los ojos. Ya no me gusta el sabor que me dejas en la boca después de un beso, como ese sabor a nada, como ese sabor a que el amor se está muriendo y ya no hay nada que podamos hacer. ¿Estaría bien si me compro una bici y vuelvo luego? Tal vez cuando tú hayas probado otras bocas y yo ya me haya olvidado de lo que es tener sexo, o de las primeras veces que hicimos el amor. 
Ya no quiero que me digas que me amas porque no te creo, porque las palabras se esfuman en el aire, porque duran menos que los cigarros que me fumo a diario. 
Ya no quiero pensar en ti, ya no quiero esperar un montón de horas hasta que te decidas a venir a verme. 
Los días se vuelven un "Buenos días, te amo, vamos por un tinto y te amo, no quiero hacerte el amor porque estoy cansado pero te amo, hoy no llego a casa, te amo, estoy leyendo ese libro que me gusta, durmamos un rato, pero ven, yo te amo, déjame abrazarte que te amo, me da pereza acompañarte hasta la puerta, mañana hablamos, te amo". Me parece que valía más la pena cuando no creía en el amor pero empezaba a creer en ti.