miércoles, 19 de febrero de 2014

En el cubículo número cinco.

En este momento nosotros dos estamos en el cubículo número cinco. Mi amour föu duerme en la camilla. En su mano derecha una aguja permite que el sedante entre en su cuerpo. Ahora todo está calmo.
En el cubículo del frente, justo el que queda frente a nosotros, hay una pareja de ancianos. El hombre está sentado en la silla cuidando de la mujer; justo como hago yo ahora con mi amour föu. Hace poco se quedó mirándome perplejo, yo lo miré a él también. Sentí una nostalgia extraña, sentí que lo conocía, que era así como deberíamos vernos nosotros si volviera a suceder en un futuro. Su mujer es pequeñita, lleva medias de lana color púrpura y también duerme; justo como lo hace mi amour föu.
Me parece que ese hombre y yo somos el mismo ser justo ahora; luego de la espera impaciente, luego de las palabras que no sabemos cómo decir y con una larga noche por delante en nuestros diminutos cubículos.
En el cubículo número cinco mi amour föu abre y cierra los ojos como si quisiera reconocerme; pero el sedante ahora es más fuerte que su deseo, que su propia mente. En el cubículo del frente los dos ancianos ahora duermen.
En el cubículo del frente estamos nosotros; sí, somos nosotros años después. Puedo reconocerme, puedo reconocer el amor que invita a esperar sin saber exactamente qué. Esperar a que su amour föu despierte nuevamente para llenarle los ojos de besos y de babas; y él, aturdido aún, necesite de un poco más de tiempo para reconstruir esta noche larga de sueños locos y de unas ganas lascivas de un cigarrillo y un café.

Martes 18 de Febreo, 01:55 a.m.