jueves, 15 de mayo de 2014

23:52

Tengo ganas del frío de Bariloche. De ese sol de diez de la noche, cosa más rara e inquietante.
¡Vete! No me hables, ni me mires, ni me tengas la estúpida compasión que a ratos parece que me tienes.
Ya no quiero quererte. Querer hace daño, hace mucho daño.
Ya no quiero querer a nadie.
No quiero silencios, ni intereses propios de cada quien.
Te odio, amarte me hace odiarte por como eres, por ser igual de egoísta que los demás, a pesar de que siempre me esfuerce por mostrarte hasta el último rincón de mi alma.
Mis días son turbios; tu silencio y tus pocas ganas los completan... así termino de sucumbir, de acaecer.
Te digo que siento que me usan, que me esconden una gran verdad, que a ratos siento esa soledad del alma que me grita que no le importo a nadie. Tú me abrazas y callas también, y yo siento que en tu abrazo y tu silencio están todas las mentiras de toda la gente.