viernes, 1 de abril de 2016

La última noche de Marzo.

A veces siento que dejamos de ser nosotros mismos al durar mucho tiempo en pareja. Nos volvemos sólo eso, esa única opción, esa única posibilidad: ser una pareja 24/7.

No hay más allá. Todas las canciones, los libros, las anécdotas hacen parte de lo que significa ser la pareja de alguien. Podemos pasar meses enteros sin volver a oír esa canción que tanto solía gustarnos, sin volver al café al que solíamos ir.

La rutina cambia, cambia drásticamente y no sé cómo no nos damos cuenta.
Quien leía ya no tiene tiempo de leer, quien escribía ya no tiene tiempo de escribir, quien iba de fiesta ya no lo hace más, quien por el contrario solía permanecer en casa ahora siempre sale al mismo lugar de destino.

Es como si de repente todo se llenara de una única imagen, porque hasta en el paseo en bus el tiempo se emplea en ser la pareja de alguien. Todos los pensamientos van direccionados hacia lo mismo.

A veces no sé qué tan grato sea ser la pareja de alguien…
Temo durar mucho tiempo cumpliendo ese único papel.
Temo que cuando llegue el final ya no sepa quién soy yo mismo; sin todas las facetas ridículas que se adquieren, o no las llamemos ridículas, sino todas esas manías y pequeñas rutinas que se crean poco a poco.

Volver a leer será diferente para aquél entonces, salir de fiesta, volver al café de siempre.




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